Respiro

Espere el año nuevo lejos de mi casita, allá en el sur, dónde la lluvia se hace canción, al lado del Calle-Calle. Fue una noche mágica, nos reunimos todos los hermanos, cada cual con su prole, todos contentos de ver y sentir la alegría de mi vieja. Por esos días nos olvidamos que esta enfermita y la dejamos actuar como siempre lo hacía. Ella es muy especial, siempre activa, preocupada de que todos estén cómodos y contentos. Días antes estaba muy deprimida y triste, pero a medida que íbamos llegando experimento un gran cambio. Conversamos harto, nos acostábamos tarde y por la mañana despertábamos tempranito para seguir hablando, me impresionaba la entereza que mostraba, me transmitía tranquilidad y fuerza. Me sentía alegre, conforme con lo que veía. Ahora sólo queda esperar el resultado de su nueva intervención, confío en Dios que todo va a salir bien y que mi viejita seguira acompañandonos por mucho tiempo más.
“La fé mueve montañas”